septiembre 12, 2007

Munich


En la mitad de una cuadra de la periferia del centro de la ciudad, en un barrio tranquilo y silencioso se encuentra esta fuente de soda con décadas de historias. Lo primero que nos enseña el Munich es que las apariencias engañan. Entramos al local cerca de las 19:00 hrs. y no había un alma, nadie a excepción de la Sra Isabel y la Sra Georgina que estaban conversando con una amiguis, no había música, ni un televisor encendido, ni viejos ebrios hablando, nada. Aun así nos sentamos dispuestos a cumplir con nuestra cervecera misión. Pedimos dos maltas y nos pusimos a conversar como siempre. Pero de a poco todo fue cambiando, para mejor, de pronto una gran rockola que permanecía muda, casi desenchufada comienza a sonar automáticamente… y fuerte, comenzaron a sonar las cumbias…empezó a entrar gente… y se prendió la fiesta mierda!!!

A medida que nos poníamos al día con las copuchas faranduleras de la semana, las maltas se acababan y la Sra. Isabel hacia aparecer mas, con mas confianza nos sentamos en la barra para conocer un poco mas de este añoso local.

Como siempre, las fuentes de soda lo que mas tienen aparte de mucha cerveza, son miles de historias, leyendas y mitos que rodean la vida de los clientes habituales. Por lo esta razón indagamos en estas historias para que a los que les interese sepan un poco mas de este mundillo. Por ejemplo, antes que se llamara Munich el local existía con el nombre de Madison y el origen actual del nombre proviene de un marino Alemán que hizo puerto en Arica muchos años atrás, se casó con una ariqueña y compró el local para regalárselo a ella, bautizándolo con el nombre de su ciudad natal (en aleman München). Pero a ella no le gustó, así que lo vendió. Ya han pasado como 30 años de ese suceso y todavía subsiste. Uno de los clientes habituales del Munich es don Florentino Tapia, quien llegó desde el hermoso pueblo de Belén para trabajar en la ciudad, fue uno de los fundadores de la emblemática población Chile, y baja al centro a pasear de ves en cuando y cuando le da sed, pasa por el Munich a saludar a los viejos conocidos.

Una particularidad de esta fuente de soda es su dirección, nada menos que Gallo 666 (si, en serio, es el infierno mismo) lo que ha provocado el nacimiento de historias ligadas a lo paranormal, lo cual realmente se sentia, Baco estaba en cada rincón del lugar. Hablando un poco acerca de lo que se pueden encontrar en el bar es que el local es relativamente pequeño. Unas cuantas mesas dispuestas por el salón y una barra, nada mas, y nada mas es nada mas, o sea 0 decoración o algún otro mueble. Lo que si abunda son las viejas chanchas (wurlitzer, jukebox, lora, rockola…chancha po’ weon!) casi todas en desuso, viejos vestigios de mejores tiempos de fuentes de soda de antaño, son 5 las maquinas que están listas pa’l museo y una gigante amarilla que si funciona y que por solo $100 te permite disfrutar de las mejores rancheras, boleros, filetes cebolla y las mas movidas cumbias para el deleite de su oído. Aunque también encontramos cosas un tanto mas modernas y que no tienen nada que ver con el resto, algunos temas de los prisioneros y TOTO. Claro que tanta variedad se explica porque en el Munich la música no es solo para escuchar, sino también para bailar, ya que a medida que avanza la hora y las chelas se incorporan al torrente sanguíneo, las garzonas gustosamente acceden a bailar sus cumbias y valses varios con los habituales comensales de esta fuente de soda, transformando el pequeño espacio en improvisada pista de baile. La raja.

El dueño del local es Don Fredy Sandoval, quien lleva una vida dedicada al rubro, y es dueño de varios boliches dedicados a apagar la sed, como son el Xenia, Jannet, el Rincón Marítimo , los cuales son las próximas paradas obligadas de La Ruta. Trataremos de ubicarlo para que nos converse acerca de este mundo, todas las impresiones podrán conocerlas a través de este medio.

El Munich esta abierto desde las 13:30 pm hasta las 12:00 am en la semana, y hasta la 1:00 am los fines de semana. Las chelas estan a $1100 de litro y $600 medio litro (cristal, escudo y morenita) la Arequipeña chica a $450 y el vaso de chela a $250. el ambiente es tranquilo pero un poco añejo, hay solo un baño bueno y no esta en muy buenas condiciones.

En resumen, el Munich no es un lugar que haga honor a las tradiciones centenarias de la tercera ciudad en importancia de Alemania, pero es un buen lugar para tomarse sus buenas chelas con amigos y cercanos. Vayan y pasenla bien.

Prost!